miércoles, 23 de noviembre de 2011

La gente joven

La palabra “joven” procede del latin iuvenis que quiere decir de poca edad, estos son los que suceden a los mayores. En la actualidad, los jóvenes parecen saberlo todo,  reivindican y reclaman muchos derechos, renunciando a la contrapartida de la misma, que son los deberes y obligaciones. Todo ello es debido a la falta de educación y formación que parece ser algo pasado de moda.
La educación de los jóvenes viene determinado por  numerosos factores, desde el colegio por el que uno pasa hasta las amistades de las que uno se codea. Pero donde realmente comienza este proceso de formación es en el hogar. De aquí la importancia de la labor de los mayores.
 El problema, es que nos encontramos en una sociedad en la que prima la comodidad, la sensualidad, en definitiva el egoísmo y no la entrega y sacrificio por los demás.
 Se vive pensando en que puedo hacer o comprarme para ser mas complacido, en definitiva, “mirarse el ombligo” y velar por los intereses de uno mismo. En esta esfera, poco esfuerzo se empeñará por la educación de los hijos.  
Para evitar discusiones y sobre todo “para tener calladito al nene”, le complacerá en todo lo que le pida. Con este inicio en la infancia se crece y desarrolla en la adolescencia, agravando estos hábitos con el crecimiento de la persona, ya que no tiene una guía que le corrija indicándole lo bueno o lo malo, lo incorrecto o lo acertado sino que de algún modo van por su cuenta y riesgo teniendo como referencia a sus amistades, creyéndose que ellos están en lo cierto.
Por otra parte los jóvenes se ven envueltos en una sociedad en la que prima el no pensar, vivir el día a día sin un proyecto de futuro, sin un plan de vida que mire más allá del qué voy hacer el fin de semana, qué botella beberé y con quién me acostaré.
Todo esto favorecido  por la sociedad y los que manejan el poder, que ya se encargan de que la gente no piense y se entretenga en cosas banales, en definitiva convierte a los jóvenes en marionetas para así poder manejar y controlar con mayor facilidad.
De modo que en los tiempos que corren debemos ser más radicales que nunca en el pensar, no hay que dejar cabida al relativismo, hay que actuar con coherencia y pensar el porqué de las cosas, no actuar porque me han dicho que lo haga, sino porque sé que este actuar es bueno y correcto, de este modo sabremos defender nuestra postura y coherencia en el obrar, por el contrario si actúo porque me lo mandan, estaremos dando tumbos toda la vida e iremos sin rumbo fijo, rumbo a la voluntad de terceros.
El pensar y actuar del modo expuesto anteriormente, supone un esfuerzo y sacrificio que merece la pena, ya que nosotros somos  los autores, protagonistas, y productores de nuestra propia vida, por lo que no dejemos que la escriban otros en nuestro lugar.

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